Cigarro, fuego y humo, el lenguaje de negocios de Osvaldo Morales
Nacido en Miami, de ascendencia Cubana y completamente inmerso en la cultura de la isla, Osvaldo Morales Jr., nombrado en honor a su padre, es creador de seis mezclas que él define como únicas y las mejores, todas bajo el sencillo nombre, Essential Blend, que al mismo tiempo es suficiente para describirlas.
Cercano a la contabilidad y el flujo de dinero desde niño, Osvaldo se convirtió en un hombre de negocios con una idea muy clara: Colocarse un cigarro (tabaco en Cuba) en la boca y encenderlo, es sinónimo de “es momento de hacer negocios”.
Sus primeros recuerdos sobre el cigarro viajan entre distintas personas, pero mismos momentos. Desde aquel sobrante “babeado y masticado” abandonado en el cenicero, hasta la primera vez que cargó un cigarro para ir a trabajar, ello, habiendo pasado por un sinfín de cigarros encendidos por su madre en aquella cocina que servía de oficina contable para “La bolita”, un juego de apuestas similar a la lotería.
Y cuenta que en ese espacio, cuando la madre se colocaba un cigarro en la boca, todo aquel que no tuviera nada que hacer ahí, debían retirarse y lo hacían, pues había dos opciones: O se trataba de un mal día o era necesario concentrarse y “cuando ves a una mujer fumando un cigarro, significa que no la interrumpes”, sentencia.
También recuerda que sus primeros momentos “haciendo negocios” los vivió desde niño, cuando viajaba a bordo de un Lincoln Town Car negro conducido por un hombre vestido con traje y dedicado a la cobranza. Con este hombre hacía recorridos por talleres mecánicos, sastrerías y barberías haciendo colectas bajo una única instrucción: Te vas a colocar un cigarro en la boca y vas a esperar la señal. Una vez que estemos dentro, te voy a pedir fuego y ellos sabrán que estamos hablando de negocios”.
Pero aquello era apenas un roce con el mundo del tabaco, pues al llegar a casa, su madre le preguntaba por lo que había hecho en el día, el respondía que habían visitado gente y que lo único que tuvo que hacer era colocarse un cigarro en la boca -Y dónde está el cigarro-, le decía para posteriormente quitárselo y fumarlo.
En alguna de dichas ocasiones, esa fumada vino acompañada de una lección para toda la vida: Un hombre nunca debe decir lo que está haciendo cuando tiene un cigarro en la boca, es un momento de guardar silencio, mirar, escuchar y nunca repetir nada de lo que se haya escuchado.
Más tarde, el hombre del traje y el Lincoln sería nada más y nada menos que el propio Osvaldo, quien se había convertido en ajustador financiero y dueño de “Bee There Limousine & Car Service”, un negocio de flota de limusinas que lo sigue teniendo cerca de talleres mecánicos en donde colocarse un cigarro en la boca y decir que llegó el momento de hacer negocios.
Aprendida la mística, había que aprender de la industria
Trabajando como director del departamento de recepción de una tienda minorista y fabricante de cigarros local, Osvaldo tuvo la oportunidad de aprender sobre lo que era una mezcla de tabacos, las distintas capas y sobre todo lo que había que conocer más allá del encendido y disfrute de un cigarro.
Unos 20 años más tarde, manejando su limusina rumbo a la boda de una pareja, Osvaldo recibió una panatela Romeo y Julieta de manos del padrino de los novios, recuerda que venía en un tubo de aluminio recién traído de Cuba y que al encenderlo le brindó todas las experiencias que hasta ese momento no había tenido: Un particular entumecimiento de labios, la lengua desvanecida y un cúmulo de sabores nuevos.
Experiencia que al cabo de otros 20 años, a los 47 de edad, perfeccionó en su Essential Blend, No. 3, vitola 5.5×42, parte de esta colección de mezclas que caracteriza a O.M. Cigars.
Osvaldo recuerda que, en un principio, su acceso a los cigarros se limitó a las mezclas privadas de los torcedores locales establecidos en Union City, donde creció. Entre ellos, recuerda los de Arturo Fuente y los Havana, realizados por Boquilla, pues nunca visitó un “cigar lounge” o una tienda como tal hasta contar con su propia marca y descubrir la oportunidad de tener visibilidad en su objetivo de convertir a O.M. Cigars en una marca global.
El nacimiento de O.M. Cigars
Fue durante un viaje de vacaciones a República Dominicana cuando Osvaldo Morales se adentró en el mundo del tabaco y si en Italia se prueba la mejor comida, en la isla él aprovechó la oportunidad para probar los mejores cigarros.
Incentivado por su “apetebí” que califica de intrépida, Yahaira Núñez, decidió visitar una plantación con la firma idea de conocer los más íntimos secretos en la producción del tabaco, desde la siembra y la cosecha, hasta la fermentación.
Ahí, después de haber sido llamado “loco”, conoció a Osvaldo Radhamés Rodríguez, el único productor que hasta ese momento difería con el calificativo.
“Todo lo que hizo fue ponerse un cigarro en la boca y tomar notas mientras yo hablaba. Con ese gesto, yo sabía que estábamos hablando de negocios. -Mi hijo de encargará de todo. Sabemos cómo hacer lo que quieres-, me dijo” y aquella conversación dió inicio a la línea Essential Blend.
“Con Essential Blend No.1, dijeron que estaba loco; con el No. 2, dijeron que era suerte.; con el No. 3, dijeron que era brujería; el No. 4 convenció a los que no querían creer en mí; con el número 5, no me disculpé. Entonces me pregunté si realmente estaba tan loco como la gente había dicho por asumir la producción en la primera mezcla. La respuesta fue -No-, así que seguí adelante”, relata.
El relax de un humo como objetivo final
De acuerdo con Osvaldo, desde su primera calada a un cigarro de calidad, aprendió que el tabaco habla tanto al alma como al cuerpo en una forma de relajación integral y esa paz se convirtió en el objetivo final de O.M. Cigars.
Y en este camino, aclara, no está en la búsqueda de todos y cada uno de los fumadores del mundo, pero sí se encuentra listo para complacer a todos aquellos que busquen el placer que un cigarro bien elaborado y bien envejecido puede ofrecer.
En este sentido, Osvaldo Morales comparte sus consejos para una experiencia de fumado placentera:
1.- Fumar acompañado si se tiene gusto por la conversación, las risas y la conexión humana. O hacerlo solo como experiencia personal, como dijo anteriormente, para encender la paz.
2.- Si el clima lo permite, fumar al aire libre y de preferencia, disfrutando de un buen partido de béisbol.
3.- Si se está en un ambiente sin viento, el encendido debe ser a flama lenta, con un largo cerillo de madera. Si ello es imposible, un encendedor antorcha es la opción.
4.- ¿El mejor maridaje? Una mujer, por supuesto; fumadora si es posible. El maridaje perfecto no tiene que ver forzosamente con una bebida particular consumida en simultáneo. ¿Por qué querrías que el alcohol hablara al disfrutar de un buen cigarro? Prefiero una fumada posterior a la comida y la bebida que durante.
Cocinar el cigarro
Para Osvaldo, la cocina parece ser un tema de importancia, tal vez por los recuerdos de su madre laborando en aquel espacio, pero sus analogías del mundo del cigarro con el culinario, es muy particular.
¿Cómo se conforma una buena ligada? Mezclando y probando, añadiendo más o menos de tal o cual ingrediente, justo como se hace al cocinar. En una amena charla vía Instagram, Osvaldo compartió esta técnica seguramente usada por muchas personas en el mundo dedicadas a la creación de mas y mejores blends.
¿Y a la hora de encender? La analogía continúa, y este hombre de negocios y tabaco nos recuerda que para hacer una sopa, el agua, la pasta y los demás ingredientes no se ponen a fuego directo ni a toda potencia, se cocinan a fuego lento para que todo macere.
Y lo mismo sugiere para el encendido de un cigarro, quemar de a poco la capa, usando cerillos de madera, encender esa orilla que se propague hacia el centro y finalmente ayudar a la tripa con el caminar de la flama por el cuerpo del cerillo.
“Que se forme una bolita de calor que vaya quemando el cigarro desde dentro”, nos dice y agrega que un indicativo de la buena combustión es tirar la ceniza y notar esa bolita de candela en la punta del cigarro.
El futuro del gremio fumador
En el planeta, muchas cosas están cambiando y el mundo del tabaco no es excepción. Hoy en día, cada vez es más común encontrarse en lugares denominados “Espacios libres de humo de tabaco” y ello ha traído un boom en la creación de clubes y “cigar lounges” donde los fumadores pueden socializar y disfrutar de los buenos humos.
Pero para Osvaldo, esta situación representa un peligro potencial para la esencia más espiritual de la industria. A manera de ejemplo, recuerda una visita en un estudio de tatuajes en Patterson, New Jersey alrededor del 2002, donde uno de los artistas conversaba sobre su deseo de que el negocio del tatuaje volviera a ser como era antes, frase que no pudo comprender ante la imagen de decenas de personas esperando pagar varios dólares por un tatuaje.
“Más tarde comprendí que las modas pueden tomar algo sagrado, desvirtuarlo y atraer a muchas personas inmaduras”.
Aquí, Osvaldo aborda otro punto a destacar: ¿Los cigarros pueden ser una inversión como los relojes o los autos de lujo?
Y esta pregunta la responde con un tajante no, pues el cigarro se trata de un arte que aglomera la sangre, sudor y lágrimas de los agricultores, curadores y torcedores involucrados en su elaboración y en las manos de quien únicamente adquiere un puro por su nombre o para almacenamiento y presunción, no serán igualmente apreciados.
Los cigarros solo valen la pena para invertir en uno mismo, se tratan de una experiencia personal para ser apreciada, no para ser vendidos en el mercado de accesorios años más adelante: Si vale la pena mantenerse envejecido, debería valer la pena fumarlo.
Finalmente, Osvaldo explica que hay cosas en la vida que no tienen precio y mientras los relojes y los automóviles pueden ser reemplazados, las experiencias, como las que brinda una buena fumada, solo son valiosas para ti mismo.
“Lo único que hay que decir sobre los cigarros como inversión: los acumulas, esperando el momento adecuado para “gastarlos” con el fin de crear relaciones en el campo de golf, la casa club o la reunión de negocios”.